16 de noviembre de 2017
Por Alfonso Bawarshi, director ejecutivo de Grupo Avanza
La puesta en marcha de la esperada Ley de Inclusión Laboral implica un
relevante cambio para el mercado, no sólo desde el punto de vista de números
-se espera que más de 27 mil personas que actualmente no son parte de la fuerza
de trabajo, se sumen- si no de un cambio de paradigma que tiene relación con
cómo las empresas se hacen responsables y protagonistas de la integración.
Según cifras del Ministerio de Desarrollo Social, actualmente sólo el
39% de las personas en situación de discapacidad, y que podrían emplearse,
cuentan con un trabajo remunerado.
Con la entrada en vigencia de esta ley, que obliga a las empresas
públicas y privadas con más de 100 empleados a la contratación del 1% de
personas en situación de discapacidad, se espera que sean cerca de ocho mil las
empresas que abrirán sus puertas a nuevos trabajadores. Si bien muchas se están
preparando desde la infraestructura, para dar las facilidades necesarias,
también implica un cambio a nivel de sus trabajadores y jefaturas, y cómo estos
son capaces de ser parte de un proceso de integración exitoso.
Las experiencias extranjeras hablan de resultados favorables, que
sobrepasan lo relacionado exclusivamente a la integración, y que tienen que ver
con mejoras concretas para la empresa. Menor ausentismo, mayor productividad y
mejoras en el clima laboral que se traducen a la larga, en mejor desempeño
laboral.
Para que estas experiencias se repitan en nuestro país, es fundamental
la correcta aplicación de la ley y esto comienza con un minucioso proceso de
selección, al que se le debe sumar una etapa de acompañamiento integral, que
entregue las herramientas necesarias para que personas en situación de
discapacidad, puedan desempeñarse en sus nuevos puestos.
Respecto a la selección, creemos que es necesario que los encargados
sean capaces de enfocar su búsqueda en los requerimientos específicos de cada
cargo, sin perder de vista el perfil y rol que debe desempeñar esta nueva
persona en la empresa, y no con la intención única de cumplir una exigencia
legal. Para esto, es fundamental que los reclutadores puedan conocer y entender
las condicionantes, pero más importante aún, las ventajas y aptitudes
específicas que tienen los trabajadores que están en situación de discapacidad.
Sólo de este modo podemos llevar a cabo un proceso de integración
positivo para ambas partes, que no sólo permitirá dar cumplimiento a una ley,
si no que contribuirá éxitosamente a un cambio social y cultural que ya
iniciamos como país.
Fuente: http://capitalhumano.emol.com/8567/una-nueva-mirada-la-seleccion-laboral/
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